martes, 27 de abril de 2021

LA PROHIBICIÓN DE HACER RUIDO EN PZA. NUEVA

¿SABES QUE ES LA BANALIDAD DEL MAL?
Dirás que, tal y como está el patio, no estás para mucha Filosofía y, aunque te doy la razón en que el patio da para mucho, también se la doy a quienes piensan que es en la Filosofía y la Historia donde encontramos argumentos y hechos que nos sirven para evitar infligirnos un daño a nosotros mismos: los ciudadanos honrados que queremos vivir de nuestro trabajo.
Como los hechos ahorran muchas disquisiciones, te invito a que consultes wikipedia y podrás leer que -cita textual- banalidad del mal es una expresión acuñada por la filósofa Hannah Arendt para expresar que algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. No se preocupan por las consecuencias de sus actos, solo por el cumplimiento de las órdenes. La tortura, la ejecución de seres humanos o la práctica de actos «malvados» no son considerados a partir de sus efectos o de su resultado final, con tal que las órdenes para ejecutarlos provengan de estamentos superiores. Hoy la frase es utilizada con un significado universal para describir el comportamiento de algunos personajes históricos que cometieron actos de extrema crueldad y sin ninguna compasión para con otros seres humanos, para los que no se han encontrado traumas o cualquier desvío de la personalidad que justificaran sus actos. En resumen: eran «personas normales», a pesar de los actos que cometieron." La Policía Local prohíbe el uso de aparatos de megafonía en una concentración de trabajadores de TUSSAM en defensa de los derechos que les están siendo arrebatados; el claustro de un instituto admite la semipresencialidad porque una circular de una Consejería lo contempla como posibilidad, aún a sabiendas que no es una opción contemplada en la Ley para menores de edad y que perjudica tanto académica como pedagógicamente; sanitarios en los Centros de Atención Primaria se suman a la recomendación de atender telefónicamente, a sabiendas de que existen dolencias que necesitan ser vistas y palpadas; los maestros de primaria se prestan a usar teléfonos móviles particulares para realizar videollamadas, a trabajar tardes, fiestas y fines de semanas aunque saben que es una vulneración de sus derechos laborales -esos que costó tanto conseguir-; los empleados públicos que realizan funciones de atención ciudadana se prestan al cierre de las puertas de las oficinas a pesar de que en muchos casos existen medidas de protección que garantizan el cumplimiento de las recomendaciones de las autoridades sanitarias y en los colegios se permite la convivencia de docentes y alumnos sin que se pueda respetar la distancia interpersonal recomendada; personal de geriatría en las residencias de ancianos admiten, sin alzar la voz, ¿Cuántas cosas..?, funcionarios de cuerpos de seguridad te piden un papel para justificar el desplazamiento por el territorio nacional, que no es más que el ejercicio de la libertad de movimiento, pero no exigen ni exigimos que el Estado de Alarma se prorrogue de forma expresa por el Congreso de los Diputados cada quince días porque así lo dice el artículo 6.2 de la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio. En wikipedia lees también "Hannah Arendt discurre sobre la complejidad de la condición humana y alerta de que es necesario estar siempre atento a lo que llamó la «banalidad del mal» y evitar que ocurra". Evaluar la responsabilidad que cada uno tenemos al actuar, priorizar el bien común y el bienestar de la humanidad, evitar que se restrinjan -aún más- los derechos y libertades y la calidad de nuestra democracia ... ¿Comprendes la importancia de la banalidad del mal?

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